Clavo

Clavo

Solemos ver al clavo como el que sujeta.  Sujeta la imagen del payaso llorando, del niño riendo, del pájaro en la fuente. Sujeta, sostiene, mantiene.  Tenemos la imagen del clavo clavado. Del dolor punzante, del clavo solitario, amargo.

Sin embargo también existe el clavo que anestesia, que solapa, que empodera, que limpia, que desintoxica, que afronta, que fortalece; y de ese clavo es del que quiero hablar yo.

Del clavo que olido nos entibia el cuerpo, nos levanta la fuerzas del cuerpo y del estado de ánimo.  Quiero hablar del clavo que limpia impurezas del alma atormentada, abusada, dolida, enfadada; o del cuerpo doliente.

Quiero hablar del clavo que aleja los tóxicos: sean personas, mosquitos, emociones.  El Clavo que se levanta fuerte, sin serenidad y con mucha contundencia a decir Basta. No. Se acabó.  Soy alguien nuevo.  Yo puedo.

Por eso el clavo está en el On Guard, porque nos levanta la autoestima y con eso las ganas y nos volvemos valientes para afrontar una gripa, un dolor de muelas, un corazón roto por un amigo que nos molesta.

El clavo, aplicado en el shampoo (mejor incluso junto con melaleuca) nos quita malos pensamientos, aleja a los piojos que quieren chuparnos la sangre y anidar más monstruos así como a esas personas que nos succionan de igual manera.  Nos regula las hormonas cuando andan revueltas como mariposas en la lluvia, asustadas de mojarse, de perder el vuelo y la voluntad.

A su vez adormece el dolor, especialmente el de muelas que no nos deja dormir y nos atormenta, estimula el sistema inmunológico y con eso nos ayuda a dejar las adicciones: interpersonales, al tabaco, al dolor.

Nos ayuda a equilibrar nuestro metabolismo y con eso levantar la alegría, aplacar las penas, ayudarnos a querernos por dentro y por fuera.

Sin embargo no es que adormezca la pena para que luego está despierte más llena de energía, sino que nos ayuda a liberarla, a soltarla, porque es un aceite que nos llena de Valor.  Por eso nos empodera para superar una fiebre, infecciones, verrugas, incluso para fortalecer nuestros huesos: para que estemos más erguidos, con la mirada al frente, sin miedo.  Para que dejemos de ser víctimas y establezcamos límites claros. Para querernos antes todo y recuperemos nuestra integridad.
El Clavo, sostiene, fortalece, enaltece.
El clavo ayuda a pasar el momento difícil porque quita el dolor para que podamos tomar aire y, así, seguir adelante con más fuerza y más determinación.

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