Limas

Si algo siempre me ha llamado la atención de los mexicanos es su predisposición a la sonrisa. Esa mueca generosa que se vuelve cómplice y que abraza el espíritu del recién llegado.

Y no es para sorprendernos, entonces, que la lima, o mejor conocida en otro sitios como el limón mexicano, sea parte esencial de la alimentación de esta tierra.

La lima, en efecto, abraza las emociones, las eleva, las alegra. Nos canta una ranchera al oído y nos hace sonreír. La lima levanta el ánimo y tonifica las sentimientos, del mismo modo que tonifica la piel.

La lima, mucho de nosotros acostumbrados a consumirla entre risas y tequilas, entre charlas y tortillas, en su forma de aceite esencial es vital en el proceso de reconexión a las emociones y para balancear la mente con el corazón. Y así entre gota y gota, nos ayuda a darnos valor en los momentos difíciles. Para estos casos se recomienda utilizarlo de manera aromática en el difusor o bien llevarlo con nosotros y regalarnos su aroma a lo largo del día, ayudándonos también, en ese caso, a estar más felices y evitar pensamientos obscuros.

Pero la lima, tan noble como es, se puede utilizar también para quitarnos esas sombras que nos entristecen y nos dejan huella en la cara, ayudándonos, así, a eliminar las células muertas de la piel y regalándonos un brillo que viene desde los más profundo de nosotros.

El limón mexicano, o limón verde, como también se le conoce, ayuda también a refrescar el cuerpo poniendo una gota en un vaso con agua, así como para ayudar a disipar dolores de garganta, fiebre e incluso infecciones.

Muy parecida a su primo hermano y muchas veces minimizado por el conocido limón, comparten muchas características aunque esta, en particular, es reconocida por su característico aroma que nos remonta a paraísos marinos y su determinante sabor, lleno de historias.

Al abrir el frasco de la Lima, damos paso a nuestros ancestros y los invitamos a ser parte de nuestra mesa cuando lo utilizamos para cocinar. Es pedirles que con su sabiduría nos ayuden a levantarnos de un mal momento siendo ellos a travez del aceite quienes acarician nuestro pecho al ponernos una gota de esta esencia. Decirles con un suspiro que nos ayuden con caldo de pollo y una gota de lima a reponernos de un resfriado común.

La lima, fresca, dulce, viva, intensa, nos da claridad, bienestar, calma y limpieza, tanto interna física y emocionalmente, como externa.
Puede ayudar a limpiar la grasa del hígado, como la grasa pegada de la comida, el chicle de las emociones que se estiran dentro de nuestro corazón llevándonos a tristes sitios obscuros, o el vil chicle pegado en una camiseta.

La Lima, versátil y segura de sí misma, simple, sencilla y honesta, sin complejidades entra en nuestra casa para limpiar el ambiente, los pensamientos, los sentimientos, los platos, la fruta y hasta la ropa.
Es en su versatilidad y sencillez donde radica la esencia honesta y directa de este delicioso aceite cítrico.

Ficha técnica de la lima

Anterior
Anterior

Lavanda

Siguiente
Siguiente

Incienso