Whisper
Puedo sentir mi cuerpo danzar, llamarme al baile de la sensualidad donde unos ojos chocolate sonríen suave dejando al pasar una aroma de vainilla con canela que me remonta a tardes sensuales de infancia lejana donde se guisaba un arroz dulce, donde el chocolate se fundía, donde en el calor del verano dilataba los poros y así aprendía a conocer mis primeras sensualidades.
Y así baila el Whisper, nos canta la canción del aroma propio, nos destapa la sensualidad interior que cada mujer lleva, dentro, adentro; y nos seduce y dilata los poros, nos hierve la sangre, nos muerde los labios, nos hace suspirar y en el suspiro nos eleva los pechos y nos inflama hasta el gozo, porque nos mueve desde dentro arrancando con todo el deseo que llevamos dentro y así los expandimos y nos expendimos y nos seducimos a nosotras y nos miramos al espejo y amamos ese reflejo.
Y sentimos el sándalo recorrer nuestro cuerpo y al ylang ylang acariciarnos y mientras la canela nos sube la temperatura, los destellos de rosa y las pinceladas de jazmín nos revuelven las hormonas, para así con un aroma único y sólo nuestro presentamos ante nosotras mismas para re-conocemos.
Nos olemos, nos saboreamos, nos gustamos, incluso por dentro.
Reconectamos con la alegría y el deseo, con el despertar de nuestros sentidos, y los despertamos y zarandeaos y nos volvemos mujeres. Creativas. Sensuales y sexuales. Y así, queriéndonos y disfrutándonos, así con la sensorialidad por delante, con la sonrisa del orgasmo de mimarnos y atrevernos, soltamos y dejamos ir enojos, porque no hay espacio, ni tiempo, ni ganas, en ese nuevo cuerpo para sentir nada que no sea placentero. Y así, nos aliamos con nuestro sexo, con nuestro género, con nuestras formas y nuestro universo.
Nuestro universo entero: incluyendo así a las mujeres que fueron y que nos hicieron, tendiendo una mano hacia el pasado y el futuro que ya será para unir ese poder femenino que todos llevamos dentro: acercándonos así también, al yang de nuestros antepasados masculinos, entendiendo así la parte femenina que cada hombre también lleva dentro.
El Whisper más que un susurro es una suspiro ahogado, un beso en lóbulo de la oreja, en la comisura del labio, un guiño, una caricia, un palpitar de cada uno de nuestros para así, despertar nuestras ganas sonreír, sentir, disfrutar y vivir a pleno placer.