Ylang Ylang
Besar
sangrar
enredar
trasmutar
viajar
tus piernas en mi cintura
y mis brazos en tu lengua
amar
hilar
asalvajar
verbos eternos sostenidos en la intuición del corazón que palpita
descarrilado
sangrante
salvaje
herido
y otra vez
suave
recupera su latido
y te muerdo las ganas
tus labios se pegan a los míos
jugamos en columpios a los que nunca antes habíamos ido
tu infancia en la mía y mi infancia en la mía
y colúmpiame más alto
el sol profundo me habita dentro
se me sale del ombligo
hace hueco en tu vientre
y no hay sombra a la deriva
dejamos pasar los días
acallando el llanto del niño que fuimos
aplacando el estrés del adulto que somos
sosteniendo el instante del compas perfecto
gemido retenido
volvemos a la fosforescencia del polvo de estrella
a la inercia del universo que llevamos dentro
que explota cuando unimos los soles de nuestro completo
Dejemos que el ylang ylang equilibre nuestras emociones, acomode de manera suave y dulce la revolución de nuestras hormonas, dejemos que despierte al niño que se acorraló asustado en un hueco de nuestro pasado y despertémoslo con caricias validando su intuición. Pidámosle que con su toque de amor calme nuestro corazón agitado, asustado, interrumpido.
Dejemos que este aceite, suave, delicioso y seductor se meta entre nuestras sábanas para despertar nuestro deseo y acallar nuestros miedos dejándonos rendidos ante un sueño sano, profundo, fresco.
El ylang ylang es como ese vaso de agua a media noche que acalla al cuerpo agitado, que refresca las ideas, que devuelve las fuerzas y endulza la mirada.